El hipertexto, según el profesor Campàs integra información verbal y no verbal o visual, como el cursor, los hipervínculos y los dispositivos para orientar al lector en la navegación[1], lo que aproxima pero no confunde al autor con el lector: el lector no escribe sino que decide sobre lo que está escrito[2], aunque sí que construye su propio itinerario y sentido. Por esto, dice Joan Campàs[3] que en la literatura digital hay tres niveles: el del propio texto, el del lector y el del sistema operativo. Todos están presentes en esta obra hipertextual.
Los hipertextos literarios de ficción son la prueba de la emergencia de un nuevo tipo de literatura que acompaña a la sociedad que le ha dado vida: la sociedad del conocimiento y de la información. Han de coexistir con los libros en soporte papel, pero los hipertextos y los hiperdocumentos están en constante auge, porque su generación, en esta sociedad digitalizada, implica el reconocimiento del carácter multidimensional del pensamiento y una nueva mirada sobre las posibilidades democratizadoras de la cultura que manifiestan.
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